Powered By Blogger

Balthezor NothReally

Balthezor NothReally
Bardo Itinerante

viernes, 6 de agosto de 2010

Cosquillas y preguntas

Hace sólo unos días atrás conversando con unas queridas amigas llegamos al tema del enamoramiento y cómo cambia a través de las diferentes etapas de la vida, existe incluso teoría al respecto(revisar erick erickson).
Cuando hablo de amor no me refiero a las relaciones furtivas, degustaciones varias y jugeteos eufóricos tipicos del ser humano, tampoco al amor romantico idealizado que muchos nunca llegan a sentir (aun es un misterio para mi esta incapacidad de conectar), sino que me refiero a aquel sentimiento cálido que nos impulsa a reunirnos con una persona particular e intentar permanecer a su lado a toda costa.
En la adolescencia, el amor se manifiesta como una fuerza hormonal y salvaje que nos hace buscar el placer desesperadamente, es el más revelador experimento a través del cual reconocemos este lado animal que despierta de forma repentina. Una adultez plena depende de haber establecido com mínimo una conección fugaz con estos sentimientos en las etapas tempranas de la vida, setirse atractivo, deseado, provocar en el otro a través de tus acciones para darse cuenta del impacto que podemos provocar en otras personas. La adolescencia es muy linda, pero también nos define permanentemente en nuestras relaciones amorosas.

Cuando cruzamos los veinte, y el amor llega a nuestras vidas por segunda o incluso tercera vez, lo observamos como una especie de planificación, requiriendo cierta estabilidad para poder proyectarse en el futuro como pareja, es decir elaborar planes y mirar con optimismo la vida qe se tiene adelante intentando conjugarla con las necesidades del otro.Es extraño como aun siguen estas contradicciones entre nuestro cuerpo y la fidelidad hacia el otro como relacón monógama, me quedaon muy marcadas las palabras de kathy kovalewsko en cierta entrevista donde explicaba que no creia en la fidelidad inherente, que eso no existía pues serle fiel a alguien es un ejercicio constante y una desición conciente que se toma todos los días... no podría estar más de acuerdo cn sus palabras. Aquí aún existe la posibilidad de dejar relaciones de lado y establecer nuevos vínculos en la continua búsqueda por la comodidad final con la que acabaremos nuestra vida.

Sin embargo, llegando a la barrera de los treinta la cosa se complica, si no se tiene ya una pareja estable la cohersión social comienza a hacernos escuchar el reloj biológico con más atención, ya no se buscan las maripositas en la guata o los detalles romanticos y apasionados que solian darle vida las relaciones, pues sumerjidos en el mundo laboral y social las personas comienzan a desesperarse, requiriendo apoyo bajo cualquier condicón o circunstancia, volviendo en ocasiones a viejos amores con historial de fracaso o fútiles búsquedas por una mujer más joven y atractiva en carcasa pero carente de la experimentacion qe una relación másmadura implica, es la cruda realidad que nos golpea en la cara, haciendonos ver que lo que va quedando a nuestro alrrededor es sólo lo que botó la ola. Un porcentaje importante de estas personas ni siquiera están solas por convicción (si una oveja con falda les balara correrian a comprarle una casa), en este sentido se pierde la nocion de amor verdadero, del vínculo. Se piensa lógicamente, en probabilidades, niveles de empatía y conveniencia, dejando de lado una parte emocional fundametal en una relación con otro ser humano.

Sonreír con el otro, ser cómplices; estremecerse con el calor de su tacto, reconocerlo con la punta de los dedos mientras cerramos los ojos. La gente tiende a olvidar lo hermoso que es disfrutar cada segundo de un beso, a desligarse de lo moral y perderse embobado con el aroma hormonal que nos consume. Ir más allá del sexo en búsqueda de placer, sino más bien buscar significado en las semejanzas que a veces pasamos por alto, atrevernos a fantasear, a disfrutar la cosquillas y la ilusion de volver a conocer el sentimiento a mi parecer mas primordial y exquisito de los seres vivos.

Debo confesar que en un momento también me vi desesperanzado, por un instante de eternidad que ahora obsevo distante estube en los zapatos de los que pierden el ideal y la búsqueda de una conección especial. Afortunadamente una querida persona que conozco de toda la vida me devolvio la ilusión, la cosquillas e la guata y la cara de bobo riendo cada vez que pienso en nuestro contaco, único, especial e irrepetible...

No hay comentarios:

Publicar un comentario