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Balthezor NothReally

Balthezor NothReally
Bardo Itinerante

miércoles, 17 de marzo de 2010

El sexo y el dinero

Personalmente siempre pense en el sexo como una forma de exploracion que si viene cierto no esta necesariamente ligada con los sentimientos más íntimos, es un complemento importante a la hora de compartir una relacion de pareja.
Sin embargo en mi solteria, con la oxidada experiencia en los caminos del romanticismo, las constantes armaduras que se interponen y la torpeza que acarrean los años "fuera del mercado", me he visto en mas de una ocasion con la necesidad de sentir otro cuerpo humano cerca de mi, de alguna manera sentirme deseado y bello luego de tanto tiempo como hermitaño emocional.
Por lo mismo, comence a averiguar la posibilidad de contratar los servicios de aquellas señoritas que hacen de estas necesidades físicas y emocionales una forma de vida.
Había oído de algunos amigos (puteros encubiertos), de lugares en Valdivia a los que se podía acceder, recuerdo que me asombre en primera instancia de la cantidad de gente joven que acude a estos servicios, pues cuando manifeste mi inquietud recibí consejos de las personas menos esperadas, lo que me llevo a la conclusión que por las tierras del sur, los servicios de compañía son tan habituales como la humedad.
Me decidí entonces a lanzarme a esta nueva experiencia, pense que podría ayudarme con mi autoestima, bastante baja por estos días y junte dinero acusiosamente para una señorita muy recomendada en foros especializados en el tema (si, me informe bastante antes de tomar una desicion final). Consulte entonces detalles protocolares con mis contertulios, me prepare psicológicamente para entregarme al placer y partí decidido, luego de hacer una cita con la susodicha, raudo a la experiencia.
Pase por condones tras una de las recomendaciones, observe las estanterías y me decidí por unos lifestyles hippie, que calzaban con la impronta de "amor libre" que pensaba cultivar en unos minutos. Saqué mi número para esperar una de las cajas y tras observar el papel el numero 69 me hizo soltar una carcajada por la ironía que esto suponía.
Mientras caminaba hacia el lugar la idealizacion asaltó mi cabeza, me imaginaba cual colegiala un ambiente grato, una erotizante simpatía que me observara con deseo y exprimiera mis sentidos mientras nos acercabamos al remolino de placer que supone la consumacion final. A medida que me acercaba, el corazón me saltaba con rapidez y las expectativas crecían con un ritmo irrefrenable.
Al arribar, disque el numero antes proporcionado y una señorita se acerco a mi, con un acento un tanto vulgar llamó mi atención mientras me indicaban que la pieza estaba "ocupada" y teníamos que esperar nuestro turno. Al principio esto no me molesto, pues una conversacion previa podria ser entretenida, averiguar un poco de como funciona la vida de estas señoritas me llamo mucho la atencion. Sin embargo, a medida que la conversacion avanzaba, se hizo evidente que los niveles de empatía ligados al sexo poco tienen que ver con aquellos ligados a la personalidad y las relaciones humanas, por primera vez observe una línea muy marcada entre lo que son las destrezas en lo carnal y la verdadera esencia de las relaciones afectivas.
Su tema eran las perversiones, los gustos y placeres extraños a los que era capaz de llevar a sus clientes o "chicos" como les llamaba. Notaba en su acento la pasión con la que analizaba cada una de las perversiones a las que se veía sometida con regularidad.
Me parecio fascinante que mientras algunas personas pasamos a través de la etapa superior a los veinte obsesionados con el trabajo o el estudio, y nos maravillamos a diario de las nuevas pericias y conocimientos que acumulamos a traves de nuestro trabajo con él, esta chica había refinado sus análisis con esta misma efervescencia y fuerza relatandome las mas bizarras manifestaciones de la sexualidad en la psique humana.
Luego de cerca de 45 minutos de la hora original pudimos pasar a lo nuestro, y aunque en un principio volvia sentir esa excitación por el momento, los asuntos protocolares, las explicaciones de un servicio estructurado y la informacion recibida con anterioridad opacaron la novedad de la situacion.
Cuando comenzó a devestirme sentía sus jadeos como una robotización extraña, una especie de trance autoimpuesto, apoyado con mantras erotizantes que repetía sin cesar mientras sus ojos se ponían blancos. Pese a la inminente erección que me proporcionó, los olores, la sensación de inseguridad y lo increíblemente gracioso de su acto erótico terminaron por disuadirme, no pude ocultar más mi incomodidad y solte una carcajada desde mis entrañas.
-¿Estas volado? me pregunto un poco molesta.
Le respondí con un meneo de cabeza mientras intentaba concentrarme nuevamente. Sin embargo mi destino ya estaba escritro para esa noche, la aleje con suavidad luego de un rato, y me excuse cancelando el tiempo que le hice perder y alejándome en la noche mientras reflexionaba.
Pues por muy liberal que mi razón sea, mi escencia necesita un sentido para estas manifestaciones afectivas, no se si sera quizás la seducción previa, el vínculo personal o simplemente la manifestación de cariño a través del acto sexual, lo único que me quedo claro es que para mí, aquello que busco en una relación sexual, es algo que el dinero, no comprara jamás.